Tipos de Traccion

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Los vehículos pueden disponer de tracción delantera, trasera o a la cuatro ruedas.

La más adecuada para un vehículo utilitario común es la tracción delantera, ya que estos coches están pensados para transportar a un número elevado de pasajeros (4, 5 o hasta 7 personas en caso de los monovolúmenes), y, debido a que concentran tanto el motor como la transmisión en la parte delantera, permiten espacios más amplios en la parte de atrás.

La tracción trasera, también llamada propulsión, es ideal para vehículos potentes, no necesariamente súper deportivos como Ferrari, sino también vehículos de gama media o alta, como Mercedes o BMW. 

Esta tracción permite una mayor adherencia en caminos de asfalto y en condiciones climáticas buenas, además de que permite unas reacciones más vivas del vehículo provocadas por separar las ruedas motrices de las directrices y por una mayor distribución del peso, aunque es la menos indicada para situaciones de pavimento resbaladizo. Sus mayores desventajas son que reduce el espacio en las partes traseras del vehículo y su mayor coste de producción. De ahí que solo se aplique a vehículos de alta gama.

Finalmente, la tracción total es la que convierte en las cuatro ruedas en motrices, y, al contrario de lo que se pueda pensar, no se aplica solo a los puros todo terreno como Land Rover, sino también a los llamados “Allroad” (vehículos todo terreno reconvertidos en elegantes, como el Audi Q7 o el Jeep Cherokee) súper deportivos o versiones deportivas de compactos como el Volkswagen Golf o las versiones “quattro” de Audi. Proporcionan la mayor estabilidad y adherencia, pero a la vez, aumentan el peso y el consumo del vehículo, además de ser más complejos en cuanto a mecánica.